lunes, 1 de abril de 2019

Los futuros profesores


El aprendizaje activo
Por Erendira Melendez
Resulta difícil seguirle el paso a un docente muy locuaz. Lo más probable es que los alumnos se distraigan porque, aunque el material sea interesante, no pueden permanecer concentrados durante un lapso prolongado. Según indican los estudios, los ·alumnos escuchan (sin pensar) a un ritmo de cuatrocientas o quinientas palabras por minuto. Cuando están durante un período largo ante un docente que habla cuatro veces más lento, suelen aburrirse y sus mentes comienzan a vagar. De hecho, un estudio demuestra que, en las salas de conferencias de las universidades, los alumnos no prestan atención un 40 % del tiempo (Pollio, 1984). Además, aunque retienen un 70 % durante los primeros diez minutos de una conferencia, sólo retienen un 20 % de los últimos diez (McKeachie, 1986). No es de extrañarse entonces que, en un curso introductorio de psicología basado en conferencias, los estudiantes sólo supieran un 8 % más que un grupo de control que jamás había asistido al curso (Rickarc:l. etal., 1988). Tres figuras reconocidas en el movimiento de educación cooperativa, Da-­ vid y Roger Johnson, y Karl Smith, señalan varios problemas con las conferencias continuadas Oohnson, Johnson, y Smith, 1991): • la atención de los estudiantes disminuye con cada minuto que pasa; • sólo resultan atractivas para las personas con buena audición; • tiende a promover un menor nivel de aprendizaje de información objetiva; • presupone que todos los estudiantes necesitan la misma información y al mismo ritmo; ·a los estudiantes no suelen gustarles. Añadir medios visuales a una lección incrementa la retención de un 14 % a un 38 % (Pike, 1989). Los estudios también han mostrado una mejora de hasta el 200 % cuando se utilizan medios visuales para enseñar vocabulario. Es posible que una imagen no valga por mil palabras, pero resulta tres veces más efectiva que las palabras solas. Cuando la enseñanza posee una dimensión auditiva a la vez que una visual, el mensaje se ve reforzado por dos sistemas de transmisión. Además, como examinaremos más tarde, algunos alumnos prefieren un medio más que otro. Al utilizar los dos, usted tiene más probabilidades de satisfacer las necesidades de varios tipos de estudiantes. Pero, el simple hecho de escuchar y ver algo no es suficiente para aprenderlo. Introducción al aprendizaje activo 17 :el CÓMO FUNCIONA LA MENTE. Nuestra mente no funciona como una grabadora de audio o de video. La en información entrante es cuestionada continuamente con preguntas. en­ ¿He escuchado o visto antes esta. información? ¿Dónde encaja esta información? ¿Qué puedo hacer con ella? las ¿Puedo suponer que ésta es la misma idea que tuve ayer, el mes pasado o. el año Pos pasado? El cerebro no sólo recibe información: la procesa.Para procesar información de manera efectiva, conviene que estas reflexiones sean externas además de internas. Si analizamos información con otras personas y las invitamos a formular preguntas al respecto, todos aprendemos mejor. Por ejemplo, Ruhl, Hughes y Schloss (1987) pidieron a un grupo de alumnos que, en intervalos frecuentes durante la clase, confederasen con un compañero sobre lo que acababa de presentar el docente. Comparados con los estudiantes de un grupo de control, en el cual no había pausas para la discusión, estos alumnos recibieron un puntaje mayor en dos unidades. y mejor aún, si podemos hacer algo con la información, obtenemos va; feedback sobre lo bien que hemos comprendido. Según John Holt (1967), lay el aprendizaje mejora si se pide a los alumnos que hagan lo siguiente: - expresar la información con sus propias palabras; • dar ejemplos de ella; 4% • reconocerla en diversas apariencias y circunstancias; - ver sus conexiones con otros hechos o ideas; 3: de • hacer uso de ella de diversas maneras; una -anticipar algunas de sus consecuencias; tres • enunciar su opuesto o inverso. ~ vi- En muchos sentidos, el cerebro es como una computadora y nosotros sonásemos sus usuarios. Por supuesto, una computadora tiene que estar encendimos da para funcionar. Con nuestro cerebro ocurre lo mismo. Cuando el aprendizaje es pasivo, el cerebro no está encendido. Una computadora necesita 5CU- el software adecuado para interpretar los datos que ingresan. Nuestra mente necesita vincular lo que nos enseñan con lo que ya conocemos y la forma en que pensamos. Cuando el aprendizaje es pasivo, no se realizan esas conexiones con el software de la mente. Finalmente, una computadora no puede retener la información que ha procesado sin "grabarla". Nuestro cerebro necesita 18 Aprendizaje activo para probar la información, recapitulara o explicársela a otra persona para poder guardarla en sus bancos de memoria. Cuando el aprendizaje es pasivo, el cerebro no graba lo que ha sido presentado. ¿Qué ocurre cuando el docente·abruma·a los estudiantes con sus propias ideas (por más interesantes y organizadas que sean) o cuando se basa demasiado en demostraciones y explicaciones al estilo "te mostraré cómo se hace" En realidad, verter hechos y conceptos en la cabeza de los alumnos o ejecutar con maestría habilidades y procedimientos interfiere con el aprendizaje. La presentación puede causar una impresión inmediata en la mente; pero sin una memoria fotográfica, los estudiantes no podrán retener mucho de ella. Por supuesto que, de todos modos, el verdadero aprendizaje no es memorización. La mayor parte de lo que memorizamos se pierde en cuestión de horas. No puede tragarse todo junto. Para retenerlo que se les ha enseñado, los estudiantes deben masticarlo bien. Un docente no puede hacer el trabajo mental de sus alumnos, ya que estos deben formar un todo significativo con lo que escuchan y ven. Sin la ocasión de discutir, formular preguntas, hacer y tal vez, incluso, enseñar a otra persona, no habrá un verdadero aprendizaje. Además, la educación no es un evento que se produce de una sola vez. Viene en oleadas. Se requieren varias exposiciones al material para masticarlo lo suficiente como para comprendedlo. Por ejemplo, la matemática puede enseñarse con auxilios concretos, a través de ejercicios y con actividades prácticas diarias. Cada forma de presentar un concepto modela la comprensión de los alumnos. Incluso más importante es la manera en que se produce la exposición. Si es algo que le ocurre al alumno, habrá poco compromiso mental por parte del alumno. Cuando el aprendizaje es pasivo, el estudiante va al encuentro sin curiosidad, sin preguntas y sin interés por el resultado (excepto, tal vez, por la nota que recibirá). Cuando el aprendizaje es activo, el alumno está buscando algo. Quiere una respuesta a una pregunta, necesita información para resolver un problema o busca una manera de realizar una tarea. 

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